En la Galería de Arte Isolina Arbulu, en Marbella, es posible estos días disfrutar de una exposición insólita, heterodoxa, pontificada por el talento, la revelación y la conciencia por trascender los habituales caminos del arte. La muestra lleva por título Stardust: Un poema universal y está hecha de dibujos, esculturas, pinturas y complejas instalaciones que nos provocan toda suerte de emociones, atávicas unas, insólitas otras, transgresoras la mayor parte de ellas. La exposición la firma la malagueña Aixa Portero de la Torre (1975), una de las artistas más reveladoras y pontificadas del arte contemporáneo español.
Antes de Marbella, Aixa Portero de la Torre venía de exponer junto a Enrique Brinkmann (Málaga, 1938), un artista cuya obra está expuesta en el MoMA de Nueva York, en el Reina Sofía de Madrid y en las más codiciadas colecciones de arte privadas. Aquella muestra tenía por título Diálogos: Aixa Portero & Enrique Brinkmann, se expuso en el Ateneo de Málaga hasta octubre pasado y verbalizó a las claras y desde la abstracción ese extraño proceso por el cual el arte busca el espejo de la realidad y la realidad, a su vez, no ha hecho otra cosa en la historia que imitar el arte.
La artista malagueña Aixa Portero, que ha sido reconocida estos días con la Bandera de Andalucía a las Artes, utiliza diferentes materiales a la hora de formalizar sus obras de arte. En su colección titulada El Canto del Árbol, la artista y profesora de la Facultad de Bellas Artes de Granada utiliza alambre, ramas de árboles, algodón orgánico y pelo artificial. Las sensaciones que produce la obra de Portero es un regreso singular a la naturaleza, una cercanía, una aproximación a los orígenes, junto a una fragilidad punzante que de un lado nos protege y otra nos amenaza. En esta reconstrucción lírica, como ella misma lo califica, la hoja pluma, el pájaro raíz, la piedra rama son elementos que nos aproximan a un mundo donde, lejos de toda perturbación, sentimos una especial protección.
La obra de Aixa Portero no tiene carácter efímero por mucho que los materiales que utilice posean esa tendencia a la desaparición. Las instalaciones de Aixa Portero buscan llenar un vacío, nos llenan, nos colman, nos ofrecen un volumen sólido, tangible, real.
Otra colección de Aixa Portero cuya materialidad nos produce una especial sensación fue LibrEs Plumas. En ella Aixa Portero volvió a proponernos una dualidad, un doble camino, dos senderos, uno a derecha y otra izquierda. Y cualquiera que tomemos nos conducirá a otro interrogante. En esta serie, además, se desvela el dibujo y la pintura, disciplinas hasta ahora esquinadas en su trabajo. Y lo hace con notable seguridad, con inusitada fuerza. Ese dominio se advierte, además, en otras series que estos últimos meses han consumido las horas de trabajo y la concentración de la artista y que vuelven a perturbarnos cuando contemplamos la dirección que cobra las raíces que traza en el papel, las texturas, sus sombras y veladuras.