Resumen

El eterno estado de estar lejos nos introduce en el universo de Claudia Torán, una artista joven que explora la experiencia de estar en tránsito, de vivir entre el aquí y el allá. Esta exposición nos invita a sumergirnos en un espacio visual donde la distancia y el movimiento son constantes, un reflejo de la sensación de estar siempre a mitad de camino entre dos lugares. A través de escenas que combinan lo cotidiano y lo surreal, Torán construye un mundo lleno de color y teatralidad, en el que el acto de “estar lejos” se vuelve una metáfora de la memoria y los sueños, siempre fragmentados y en transformación.


Las obras de Torán, ricas en elementos contrastantes, exploran este estado de lejanía y movimiento: los caballos en tonos dorados representan la calma y la introspección, mientras que las bicicletas, en verdes intensos, sugieren un viaje incesante. Este diálogo entre quietud y dinamismo expresa la naturaleza ambigua de la memoria, donde algunas cosas se recuerdan con precisión y otras se desvanecen, dejándonos en un espacio intermedio, en tránsito. A través de esculturas y pinturas, Torán captura la inquietud de una generación joven, llena de dudas, color y energía, que se resiste a las convenciones y encuentra en la incertidumbre un terreno fértil para la experimentación.
La galería se convierte en un espacio de lejanía y cercanía al mismo tiempo, un lugar donde lo familiar y lo extraño se encuentran en un flujo continuo. El eterno estado de estar lejos no es solo una exposición, sino una experiencia de ese viaje perpetuo, una invitación a habitar la distancia y la pausa, recordándonos que, en el fondo, la vida es un tránsito constante entre lo que dejamos atrás y lo que aún no conocemos.

 

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Uro Uro: El Estado Eterno de Estar Lejos
Una exposición de Claudia Torán, curada por Isolina Arbulu


El Estado Eterno de Estar Lejos invita a los visitantes al imaginativo mundo de Claudia Torán, una joven artista que explora la sensación de estar en tránsito, viviendo constantemente entre "aquí" y "allá." Esta exposición nos sumerge en un paisaje onírico y vibrante, donde la distancia y el movimiento son compañeros constantes, reflejando la experiencia de habitar un estado perpetuo de intermedio. A través de su obra, Torán entrelaza escenas de lo cotidiano y lo surrealista, creando una narrativa visual llena de color y teatralidad. El acto de "estar lejos" se convierte en una poderosa metáfora de la memoria y los sueños: fragmentados, cambiantes y siempre en transformación.
En esta exposición, Torán explora una variedad de medios, cada uno reflejando de manera única la experiencia fragmentada de vivir entre mundos. Sus collages simbolizan cómo recogemos piezas de distintos lugares, creando una identidad compuesta moldeada por el movimiento y la transición. Las cerámicas y las instalaciones aportan una dimensión táctil a su trabajo, materializando ideas abstractas en formas físicas, mientras que un móvil encarna el limbo perpetuo de no estar ni aquí ni allá. Juntos, estos medios construyen una experiencia multidimensional que refleja las complejidades del desplazamiento, la distancia y la fluidez de la memoria.
Las obras de Torán, ricas en elementos contrastantes, profundizan en este estado ambiguo: los caballos dorados evocan serenidad e introspección, mientras que las bicicletas en verdes vibrantes sugieren el movimiento interminable de un viaje. Estos contrastes simbólicos entre quietud y dinamismo reflejan cómo los recuerdos oscilan entre la claridad y la neblina, dejándonos en un espacio liminal, en perpetuo movimiento pero sin llegar del todo. A través de sus esculturas y pinturas dinámicas, Torán capta el desasosiego de una generación joven: cuestionadora, vibrante y llena de energía, que encuentra significado y belleza en la incertidumbre de las transiciones de la vida.
La galería se transforma en un espacio de conexión y desconexión simultáneas, donde lo familiar y lo desconocido se encuentran en un flujo continuo. El Estado Eterno de Estar Lejos es más que una exposición; es una invitación a abrazar la experiencia de estar en tránsito. Torán ofrece un momento para habitar la distancia y la pausa, recordándonos que la vida misma es un viaje constante entre lo que dejamos atrás y lo desconocido que tenemos por delante.