![Javier Erre, Verbena, 2022](https://artlogic-res.cloudinary.com/w_1600,h_1600,c_limit,f_auto,fl_lossy,q_auto/ws-isolinaarbulu/usr/images/artworks/main_image/items/b7/b7b3c15088b24da098e68389790e940d/2022_javier_erre_verbena-w.jpg)
![Javier Erre, Verbena, 2022](https://artlogic-res.cloudinary.com/w_1600,h_1600,c_limit,f_auto,fl_lossy,q_auto/ws-isolinaarbulu/usr/library/images/main/artworks/9770/17a41ea8-567f-4db3-86dd-1116c29b10fb.jpg)
Javier Erre Spanish, 1981
La obra de Javier Erre establece un puente entre la pintura tradicional y los medios digitales,
donde el artista actualiza con gran acierto los códigos de la figuración contemporánea. A través
de una técnica minuciosamente ejecutada y un detallado proceso de trabajo surgen imágenes de
elegante sencillez. Utilizando como referencia fotografías reales intervenidas, el artista crea
unas pinturas cuyas interesantes alteraciones emulan la distorsión provocada por la memoria.
Exposiciones
Pink is not a colorLiterature
“Verbena” es una obra fundamental de la producción pictórica reciente de Javier Erre, y en particular de la serie “Rosa no es un color” en la que, mediante las peripecias de un niño-conejo-rosa, el artista aborda la cuestión de la memoria: cómo construye nuestra identidad en el presente y qué hacemos con ella.
Esta pieza es un ejemplo muy destacado de la forma en la que trabaja Javier Errer y de sus exploraciones en pintura donde el artista logra combinar técnica tradicional con la impronta de los medios digitales, en una superposición de estratos que tiene mucho que ver igualmente con la memoria.
En términos técnicos, hay una variación de grisalla (pintura en blanco y negro que servía como dead layer o infrapintura ) sobre la que se aplican capas de color por masa o veladuras que dejan ver en parte la capa inferior. Este cromatismo en ocasiones puro y vibrante nos remite a la separación de canales y hace que emerja una gran vitalidad del blanco y negro.
La pintura se inicia con una memoria o sensación que el artista quiere abordar. En este caso, la sensación de ubicación/desubicación del personaje, el descubrimiento de uno mismo y de los otros. Para construir esta historia utiliza memorias “reales”. Javier busca fotografías que le permitan insertar un recuerdo ficcional. En este caso, se trata de una fotografía en blanco y negro de un grupo de niños disfrazados con trajes regionales y gorras de equipos de futbol que encontró de forma fortuita en Madrid en los puestos del Rastro.
A partir de esta memoria, Erre construye una nueva memoria que surge mediante técnicas digitales, trabajo de retoque fotográfico y composición, que será la base para el trabajo posterior de distorsión. Así, cada nueva lectura genera una nueva imagen.
Con frecuencia el artista deja visibles las señales del proceso, que en esta pieza se percibe a través de la desubicación. La imagen no se compone de la manera esperada, con los protagonistas en el centro, sino situados en la parte inferior, en el punto de vista del niño. Lo importante nos queda abajo, lo que nos obliga a detenernos.